lunes, 28 de noviembre de 2011

La ley de la sonrisa

Qué esta pasando en Europa? Alguien me lo puede decir. Hoy, al más puro estilo papá furioso de los simpson, os diré abiertamente que estoy hasta los cojones de ciertas personas y es que ya lo decía la pantoja "Dientes dientes que es lo que les jode".
Hoy voy a hablaros de la gente que va de digna por la vida, de esos autosuficientes que presumen de no necesitar nada ni nadie debido a su perfección ¿pero sabéis que hago yo con ella? me la meto por lo más profundo de mi cavidad vaginal, o, haciendo con orgullo alusión al anterior blog, por el coño!
 Es gracioso ver como este tipo de gente te mendiga favores a las espaldas, favores que, por supuesto, les son cumplidos porque somos GILIPOLLAS, si, tú, lector, eres gilipollas al igual que yo; aunque no descarto que alguno de estos orgullosos de su perfección lean este blog con el objetivo de sentirse aún más perfectos al verse identificados con estas, como decirlo, ¿maravillosas? palabras...
Al grano, somos gilipollas y ¿Por qué? porque no somos malos, porque no tenemos maldad y si algo nos enseña día a día la sociedad es que para triunfar tienes que ser un puto dictador sin escrúpulos y ME NIEGO COJONES, vivimos sometidos a los mandatos y las decisiones de ciertas personas cuando todos y cada uno deberíamos ser dueños de nuestros actos y consecuentes con la naturaleza de los mimos, una naturaleza pura y no establecida por estos cabrones. Ahora lo que se lleva es sonreír y hacerse el ignorante para parecerse a ellos, es lo que yo llamo la ley de la sonrisa, pero algún día el poder lo tendremos todos estos falsos sonrientes y nos encargaremos de romper todas y cada una de esas sonrisas a golpe de duro trabajo y de utilizar eso que por naturaleza se nos entregó pero que parece que hemos perdido.
LA PUTA CABEZA!
Nunca te des mayor importancia de la que tienes porque poco tardarás en darte cuenta de quien te rodea y por qué lo hace y será entonces cuando mis palabras rompan tu estúpida sonrisa de superioridad.


lunes, 14 de noviembre de 2011

¡Hasta el coño!

Llevo más de un mes sin escribir, para desgracia de mi amiga Carmen, que hace poco me lo recordó vía facebook; pero es que la verdad pasaba de dar el discurso de siempre, siempre hablando de amor y pajaritos de los desgraciada que es mi vida amorosa, que lo es jaja, pero hoy me han tocado los cojones, en realidad siempre me los tocan; sea como sea y tal y como dice el título me tienen HASTA EL COÑO. Llamadme vulgar, lo soy; llamadme soez, lo soy; llamadme bestia, lo soy; llamadme todas estas cosas a la vez, que por más que lo hagáis no lo voy a ser ni menos ni más.; pero es que aunque carezca de éste órgano la situación ha llegado a un punto que sobre pasan los cojones y es ahí cuando un hombre está hasta el coño o hastarrrrcoño que diría la gran Marta de Pablo. En realidad mi discurso no es demasiado diferente a aquel que di aquella vez en una entrada que se llamaba algo así como " los profesores de la PUTA universidad" salvo que con una variación; si lo hubiera escrito hoy, y si, el coño, ese órgano tan demandado por el pueblo español, que sigue, después de unos años, sin follar tal y como afirmé hace ya muuucho tiempo en otra entrada, no hubiera acaparado los titulares sería algo así como " los PUTOS profesores de la universalidad" y es que este año, señoras, señores puedo decir que a diferencia de años anteriores no he tenido la suerte de que me tocase un profesor que SEPA DONDE COÑO ESTÁ, como bien he dicho en face la enseñanza universitaria se ha convertido en un enorme campo de bichos chupabotes que te tocan los cojones ¡de forma gratuita! ups... se me olvidaba que he pagado 1200 euros de matricula este año....
ya está bien, mi familia, al igual que la de muchos otros, a ver si os vais a pensar que soy la Belén Esteban de la enseñanza universitaria, tiene que trabajar mucho para pagarme la universidad para que esta gentuza haga lo que le de la gana y yo salga de la universidad igual que entré...sabiendo una puta mierda.
Sintiéndolo un poco os diré que no voy a seguir escribiendo más en esta noche de calentamiento verbal pues me puede costar un disgusto así que aquí os dejo disfrutando del lenguaje del que jamás podría disfrutar un periodista públicamente pero que yo, como soy lo que me enseñan, lo utilizo, porque me sale del coño.