Ayer salía contento del curro, no solo porque era el día que mejor me lo había pasado desde que estaba currando en la warner, debido a las múltiples risas que me eché con mis compañeros, si no que también la falicidad de que al día siguiente libraba se adueñaba de mi ser por momentos; lo que no me esperaba es que justo cuando llego a mi casa un fuerte dolor de estómago se presentaba, así, sin avisar, cual menstruación en el anuncio de evax y ponía en peligro mi cena, que tenía un hambre que te cagas ( y nunca mejor dicho), mi salida nocturna y mi día piscinero de libranza; así que me senté en la mesa, me puse como un puto cerdo, me levante bailando y me metí en la ducha... El dolor de estómago crecía por momentos, pero a mi me daba igual porque pensaba " Es psicológico, es psicológico"; me vestí, me subí en el coche y me fui con los amigos con los que había quedado, por supuesto, el dolor continuaba aumentando... Llego a la calle Barbieri, donde había quedado, y allí están, bebiendo como cabrones y mis primeras palabras ante el abrazo de la señorita Coll son " Me-ca-go", el dolor durante el camino habia sido insoportable y es entonces, cuando entra la maravillosa labor de los peregrinos; yo, que me habia metido un paquete de clinex en el bolsillo por si la llamada de la naturaleza me pillaba, pues eso, en medio de la naturaleza madrileña, decido que es una gran idea buscar un baño, vaya, para desahogarme, pero todos los bares estan cerrados. Peeeeero nuestro querido ayuntamiento había situado por todo madrid unos maravillosos baños para los peregrinos a los que tanto he creiticado esta semana y pude hacer mis cositas a oscuras y asqueado pero aliviado a la vez. Finalmente no sirvió para nada y tuve que volverme a casa, resignado por mi fracaso nocturno y por lo que me esperaba al día siguiente...
Y esta es mi historia, espero que haya sido de vuestro agrado saber cuando cago y cuando no.
Nos vemos en McDonalds, a no! que ahora mi hermana solo me permite arroz y jamón de york...
